Glögg y galletas especiadas

Las navidades son una época que no me gusta demasiado, suelo ponerme triste, especialmente este año que ha sido bastante duro para nosotros. Y probablemente siga desaparecida del mundo del blog hasta el final de las fiestas. Pero intento ver la parte positiva de las cosas y los buenos recuerdos siempre aparecen, uno de esos recuerdos reincidentes en navidad es el del glögg y Oslo.

Oslo era nuestra cafetería preferida cuando estudiábamos en la universidad, era nuestra segunda casa, un lugar acogedor, entrañable, con un gran vikingo en la entrada y una reproducción de un drakkar en el centro del local.

Luis, el dueño del local aprendió la receta del glögg de los marineros noruegos que llegaban a la ciudad y siguiendo la tradición nórdica sólo lo preparaba en la época navideña y lo servía en jarras de barro acompañado de uvas pasas y almendras fileteadas.

Este es mi homenaje a Oslo y a todos los que allí compartimos grandes momentos: Salud!!

Ingredientes:

1 litro de vino tinto
10-12 semillas de cardamomo
6-7 clavo de olor ( a mi no me gusta le puse granos de pimienta negra)
jengibre (puede ser fresco, en polvo o confitado, yo le puse el confitado)
1 rama de canela
3-4 trozos de corteza de naranja seca
1 chorrito de vodka
azúcar al gusto


Elaboración.

Mezclamos todos los ingredientes y los dejamos macerar unas 8 horas. En el momento de servir lo calentamos a temperatura muy baja para que no llegue a hervir y lo tomamos calentito acompañado de galletas de jengibre, uvas pasas y almendras o lo que más nos guste.

En mi caso invite a merendar a mis amigas Chari y Marita y preparé unas galletas especiadas con jengibre y canela, no son las típicas galletas de jengibre porque no tenía melaza que les da ese color tan carácterisco ni tampoco los cortadores del gingerbread man, quedarán para el año que viene.



De todos modos quedaron muy ricas y con un sabor muy suave, la receta es de Trotamundos de Food &Cook y la receta la teneis aquí, como ya os comenté yo sustituí la melaza por 2 cucharadas soperas de miel, pero el resultado no es el mismo, le falta color y me imagino que el sabor también cambia bastante.

Lo importante es disfrutar de estos momentos con buena compañía y unas cuantas risas, eso sí cuidado con el glögg que sube bastante. A mi me quedó un poco fuerte, a pesar de ello ya veis que al día siguiente no quedó demasiado.

Oslo ya no existe pero siempre vivirá en nuestro recuerdo, el vikingo, el drakkar, el glögg, el fin de año el 12 de enero con aceitunas en lugar de uvas, las fiestas playeras, las reformas mientras estudiabamos y tantas otras cosas.....

¡¡FELICES FIESTAS!!

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