Tarta de fresas sin horno

Esta tarta la publiqué originalmente en Instagram hace un año, y a pesar de que no tengo foto del corte es una tarta tan deliciosa que merece tener su hueco en el blog.
Ahora que viene el calor apetecen las tartas fresquitas y que no necesiten horno, no dejéis de probarlas que os va a encantar. No deja de ser una una versión de mi panna cotta de fresas que tiene el éxito asegurado.

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Ingredientes
150 g de galletas digestive
60 g de galletas oreo
30 g de coco rallado
80 g de mantequilla derretida
200 g de puré de fresas
400 ml de nata para montar
5 g de gelatina neutra en láminas
50 g de azúcar

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Elaboración
engrasamos un molde redondo, trituramos los dos tipos de galletas y mezclamos con el coco rallado y la mantequilla derretida. Con esta masa vamos forrando el molde presionando bien con los dedos.
Reservamos en la nevera mientras preparamos la crema.

Hidratamos la gelatina en agua fría.
Lavamos y limpiamos las fresas y las trituramos hasta obtener un puré, lo pasamos por un colador para eliminar las semillas. Necesitaremos 200 g de puré.

Mezclamos el puré de fresas con el azúcar y la nata en un cazo y lo calentamos a fuego suave, cuando rompa a hervir retiramos del fuego y añadimos la gelatina escurrida, mezclamos para que se integre en la mezcla de nata.
Esperamos que se enfríe ligeramente (un par de minutos), retiramos la base de la nevera y vertemos con suavidad la crema de fresas.

A mi me gusta dejarla atemperar un poco antes de llevarla de nuevo al frigorífico para que cuaje durante 2-3 horas.

Cuando esté totalmente cuajada la decoramos a nuestro gusto, yo le he puesto unas fresas laminadas y unas virutas de coco deshidratado.

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