Nado

Volvemos con la tercera entrega de nuestro #coruñacociñatour, tras la visita a Culuca Cociña Bar y O Lagar da Estrella para el mes de Junio hemos escogido el restaurante Nado.

Nado es la nueva apuesta de Iván Domínguez, tras los éxitos cosechados al frente del grupo Alborada donde no solo revalidó  la estrella michelín sino que también obtuvo dos soles Repsol, ha emprendido una aventura en solitario, un proyecto propio en el que volcar toda su militancia atlántica.

El principal abanderado de la Cocina Atlántica se mantiene fiel a sus principios y mira al mar, continúa un proyecto ya iniciado en el Alborada que se vuelve más intimista y personal y envuelve al comensal desde el momento de la entrada en el local.

Nado es la casa de Iván Domínguez y así lo hace sentir desde el primer instante, actúa como un gran anfitrión y atiende a sus comensales, explicando la carta, solucionando cualquier duda y sirviendo como uno más.

Nos encontramos con un espacio original en el que la protagonista es la cocina abierta. Un concepto diferente con mesas compartidas, una atención exquisita y cercana hacen que la experiencia sea única.

Reconozco que el concepto de las mesas compartidas no me atrae, me gusta disponer de espacio vital para disfrutar de la comida y de la conversación de la gente con la que la comparto. Por ello acudimos reticentes sin tener muy claro si podríamos disfrutar de esta experiencia, pero el trato ha sido tan perfecto que enseguida nos hemos sentido cómodas. Iván y todo su equipo se esfuerzan para hacerte sentir como en casa.

Empezamos con un Bonito de Burela con tomates de la Horta de Antía.

Bonito con tomate, todo un clásico de la cocina marinera, verdad? el mar y la huerta, el verano en un sólo bocado.

La textura de este bonito curado en agua de mar es indescriptible, tan suave que se deshace en la boca, tan sabroso que te hace sonreir. Los tomates, el salmorejo y las hojas de capuchina, redondean el plato.

Xarda prusiana con pimientos do couto. Asada en la salamandra y glaseada. El potente sabor de la xarda no necesita mayores artificios. Cuando el producto es bueno menos es más. 

Tiñoso al vapor, lechuga de mar, salsa de queso y aceite de hierbas. Un "maridaje imposible" que funciona a la perfección, algas y Appenzelle, un queso suizo curado en hierbas. 

El punto de cocción del pescado es perfecto, la lechuga de mar se impregna y absorbe los sabores herbales, y funciona sorprendentemente bien con el intenso sabor a mar del cabracho.  Un plato delicioso.

Pero lo mejor siempre queda para el final: San Martiño a la brasa y "piñones" de trigo ligados con ortigas silvestres. El San Martiño es exquisito y la brasa es un gran complemento para él, resalta al máximo su sabor.

Los puntalette que lo acompañan, ligados con algas, están  cremosos como un risotto, y muy sabrosos. 
Un plato imprescindible, sin duda mi favorito de la velada.

Hemos acompañado la cena con Máis de Cunqueiro Torrontés DO. Ribeiro.

Que satisfacción cuando en la carta de postres hay al menos una opción que se sale de lo tradicional y tiende hacia los sabores ácidos, imposible no caer en la tentación.

Quería ser una "milhoja" de merengue y limón. Y  ha conseguido  ser   una tarta de limón perfecta. Desaparece la masa quebrada y la tarta se reduce a sus sabores básicos: limón y merengue.
Planchas de merengue sin exceso de azúcar y una crema de limón sedosa y con un punto justo de acidez. Tiene además un toque especial que hemos descubierto pero no os vamos a desvelar: tendréis que probarla!

En resumen: potencia, elegancia, sabor, Atlántico en cada bocado.

A tener en cuenta: 

*Un local con buena iluminación. Cosa que agradecemos los frikis que nos gusta fotografiar lo que comemos.

*Si lo de compartir mesa no os entusiasma reservad temprano y pedid una esquinita, así estaréis más tranquilos, pero que este tema no os impida disfrutar de la experiencia  porque realmente merece la pena.