Zebra Bundt Cake

Esta entrada debería subtitularse: como un auténtico desastre puede ser tan delicioso.

Y es que no os miento si os digo con este bizcocho me ha pasado de todo: la masa estaba tan espesa que no se distribuía bien, se me ha quemado el copete, se me ha roto al desmoldarlo.... con tanto sufrimiento pensé que no habría quien se lo comiera pero al probarlo llegó la gran sorpresa, estaba delicioso, con la textura del mítico bizcocho de la Tía Mildred, pero más rico.

Whole Kitchen en su propuesta dulce para el mes de mayo nos invita a preparar un zebra cake.

Ingredientes.

450 g de harina

2 cucharaditas de levadura

1/2 cucharadita de sal

560 g de azúcar

75 g de cacao puro

6 cucharadas de agua

330 g de mantequilla en pomada

1 y 1/2 cucharadita de vainilla

5 huevos grandes

125 ml de leche

Elaboración.

Engrasamos el molde y precalentamos el horno a 180º.

Tamizamos la harina con la levadura y la sal y reservamos.

En otro recipiente mezclamos el cacao con 120 g de azúcar y el agua, mezclamos hasta conseguir una pasta y reservamos.

Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que blanquee y añadimos la vainilla y los huevos de 1 en 1, no añadimos el siguiente hasta que el anterior esté bien integrado.

Incorporamos la mitad de la harina, batimos suavemente hasta integrar, añadimos la leche, seguimos batiendo y añadimos el resto de la harina y mezclamos hasta tener una mezcla homogénea.

Separamos un tercio de la masa y le añadimos la pasta de cacao, batimos hasta integrar la mezcla. Aquí cometí mi primer error, separé demasiada masa y al final me sobró masa de cacao y me quedé un poco corta de vainilla.

Empezamos a montar la "cebra", con una cuchara de helados (u otra que nos sea práctica) echamos en el molde 2 cucharadas de vainilla y sobre ellas 1 de cacao, sobre esta otras 2 vainilla, encima 1 de cacao y así sucesivamente.

En principio no debería haber mayor complicación, pero está claro que yo no tenía mi día, la masa estaba tan espesa que en lugar de irse escurriendo a lo largo del molde lo único que hacía era subir hacia arriba, con lo cual me encontré con medio molde lleno hasta arriba y la otra mitad totalmente vacía así que tuve que empezar el mismo proceso desde el lado opuesto hasta llenar el molde.

Horneamos a 180ºC unos 40-50 minutos con calor arriba y abajo. Segundo fallo: si el día anterior has usado el horno para gratinar unas tostas asegúrate de ponerlo en la posición correcta cuando lo enciendas de nuevo :( , y si tu precioso molde Heritage cabe tan justito en tu mini horno, pongo en la posición más baja, no pegado a la parte superior (sobre todo con calor sólo arriba) y no vayas a otra habitación.

Ya podéis imaginar que todo eso me pasó a mí, cuando el olor a quemado me avisó de que algo iba mal, saqué el molde lo cubrí con papel de aluminio, corregí el horno y puse la bandeja en una posición más baja sin muchas esperanzas de que aquello se pudiese comer.

Tercer error: ya que el bizcocho parece haber sobrevivido no tengas prisa para desmoldarlo, espera a que se enfríe completamente (por mucho que tus amigos te estén esperando y hayas prometido llevar un trozo) que el pobre ya ha sufrido bastante para que al final se acabe rompiendo.

Moraleja: todos tenemos nuestro día negro en la cocina, pero no desistas, por muy malo que parezca a veces te llevas una sorpresa.

En este caso mi pobre cebra quedó "mutilada" por arriba (se rompieron parte de las aristas) y por abajo (tuve que cortarle el copete quemado) pero a pesar de todo lo que sufrió salió un bizcocho suave, de textura aterciopelada y muy, muy sabroso.

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