Pumpkin cinnamon rolls

O lo que es lo mismo, espirales de calabaza y canela. Cuando llega esta época tengo la suerte de que siempre me regalan calabazas, así que intento aprovechar al máximo la temporada para preparar todas esas recetas que tengo en la libreta de pendientes, como estos deliciosos rollitos. Los vi hace tiempo en Food and Cook y también en la versión que preparó  Un cachiño doce, yo que soy un poco vaga para las masas los he preparado con la panificadora.

Ingredientes.

Para la masa:

300 g de puré de calabaza

2 huevos

4 cucharadas de agua

60 g de matequilla

700 g de harina de fuerza

1 cucharadita de canela

1/2 cucharadita de jengibre en polvo

3 cucharadas de azúcar moreno

9.2 g de levadura liofilizada de panadero

Para el relleno:

40 g de mantequilla derretida

80 g de azúcar

20 g de azúcar moreno

canela al gusto

Para el glaseado:

1 taza de azúcar glas

leche templada

mantequilla

Elaboración.

Antes de nada vamos a preparar el puré de calabaza, yo la he cocido al vapor hasta que se ha puesto bien blandita, esperamos a que enfríe, la colocamos en un colador y apretamos para extraer la máxima cantidad de agua, la trituramos con la batidora y reservamos.

Batimos los huevos y colocamos en la cubeta de la panificadora, añadimos el puré, el agua templada, la mantequilla cortada en trocitos, las especias, el azúcar, la levadura, la harina y por último la sal. Ponemos el programa de amasado (el mío dura 15 minutos) y dejamos que la máquina trabaje, tiene que resultar una masa elástica que no se pegue a las manos.

La colocamos en un bol ligeramente engrasado con aceite, la tapamos con papel film y dejamos levar una hora y media o hasta que doble su volumen.

Estiramos la masa sobre una superficie enharinada y con un cuchillo afilado recortamos los bordes para darle forma de rectángulo. Pintamos la superficie con la mantequilla derretida y espolvoreamos con el azúcar mezclado con la canela. Enrollamos apretando bien para mantener la forma y cortamos en discos del mismo grosor.

Colocamos las espirales en la bandeja del horno separadas, cubrimos con un paño y dejamos levar de nuevo hasta que dupliquen su tamaño.

Precalentamos el horno a 180º y horneamos unos 15-20 minutos, hasta que la superficie adquiera un color dorado.

Mientras están tibios podemos preparar un glaseado, yo lo preparé con la mantequilla derretida que me había sobrado, le añadí un poquito de leche, templé todo y agregué azúcar glas hasta dar con la consistencia adecuada, los pinté con un pincel de silicona y listos para la merienda.

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