Tarta de frutas.

Tras un largo período de desconexión aquí estamos otra vez, no es nada nuevo, los que visitáis con frecuencia esta bitácora ya sabéis que de vez en cuando necesito alejarme del blog por completo y resetear.

Para nuestra vuelta he escogido una de las recetas que más éxito han tenido este verano, un layer cake de fruta. Esta tarta lleva mucha fruta, lo que la hace muy ligera y refrescante y ideal para estos días en los que todavía aprieta el calor. Además es tan vistosa que dejará a todo el mundo con la boca abierta.

Ingredientes para los bizcochos.

225 g de mantequilla a temperatura ambiente.
360 g de harina.
395 g de azúcar.
4 huevos L.
1 taza de buttermilk.
3/4 de cucharadita de bicarbonato sódico.
3/4 de cucharadita de levadura.
2 cucharaditas de extracto de vainilla.

Ingredientes para el relleno y la cobertura.

250 g de crema de queso.
50 g de mantequilla a temperatura ambiente.
50 g de azúcar glas.
1 cucharadita de extracto de vainilla.
un puñado de cerezas.
2 melocotones.
2 kiwis.
3 albaricoques
200 g de fresas.

200 ml de crême fraîche
1 cucharada de azúcar.

Elaboración.

Preacalentamos el horno a 170ºC.

Mezclamos la harina con el bicarbonato y la levadura y lo tamizamos todo junto.
Batimos la mantequilla con el azúcar hasta obtener una mezcla cremosa y añadimos los huevos de uno en uno. Nos aseguramos de que estén bien integrados antes de añadir el siguiente. Incorporamos también el extracto de vainilla.
Agregamos la mitad de la harina y mezclamos suavemente, añadimos el buttermilk y volvemos a integrar, terminamos incorporando el resto de la harina.

Vertemos la masa en dos moldes y horneamos durante 35 minutos, aproximadamente, a 170ºC.

Para el relleno y la cobertura he preparado dos cremas diferentes, una de queso crema y otra con crême fraîche, pero se puede preparar solamente una y utilizarla para todo.

Para preparar la crema de queso batimos con unas varillas la mantequilla con el queso crema hasta que se integre, añadimos el azúcar glas y el extracto de vainilla y volvemos a batir. Guardamos en el frigorífico hasta el momento  de utilizar.

Para la otra crema simplemente montamos la crema fresca hasta que forme picos blandos, añadimos el azúcar y seguimos batiendo hasta que esté firme y bien montada.

Escogemos las frutas más bonitas y las reservamos para la decoración de la tarta.
El resto las cortamos en trozos pequeños le añadimos una cucharada de azúcar, un poco de zumo de limón y reservamos para el relleno.

Igualamos los bizcochos, recortando los copetes. Colocamos el primer bizcocho sobre el plato de presentación con la parte recortada hacia abajo.

Rellenamos una manga pastelera con la crema de queso y cortamos la punta, contorneamos con la crema la parte superior del bizcocho de manera que retenga el relleno dentro y evite que se desparrame cuando coloquemos el siguiente bizcocho. Rellenamos con las frutas cortadas y extendemos sobre éstas una generosa capa de crema de queso.
Colocamos el segundo bizcocho también con la parte recortada hacia abajo.

Con ayuda de una espátula de repostería cubrimos toda la tarta con una fina capa de crema de queso que retendrá las migas y llevamos a la nevera para que repose durante 1 hora como mínimo.

Pasado el tiempo de reposo cubrimos con una capa generosa de crema fresca y terminamos la decoración colocando las frutas de manera armoniosa.